Se dice que trabajar la
personalidad con las Flores de Bach es como “pelar la cebolla”; quitamos capa
por capa hasta llegar al centro. En general, la causa original de nuestros
pesares está profundamente escondida bajo muchas capas, las que se van removiendo
cuando las esencias entran en acción.
Como este proceso es gradual,
nos permite encarar facetas que nos resultan desconocidas, por
estar tan ocultas en el fondo de nuestra mente y de nuestro corazón; asimismo
aprendemos a verlas con cariño y objetividad.
Las Flores facilitan que los
estados negativos más profundos salgan por sí solos a la superficie para que
suavemente podamos hacer conciencia de ellos, reconocerlos y luego eliminarlos,
cultivando las virtudes opuestas, que también tenemos dentro, y que los dejarán
definitivamente desactivados.
O sea que, nos ayudan a
encontrar los defectos capa por capa, y a su vez potencian nuestras cualidades
e inundan todo nuestro ser con la virtud particular que en
cada caso necesitamos para superar esos mismos defectos que nos desarmonizan.
cada caso necesitamos para superar esos mismos defectos que nos desarmonizan.
Es sabido que antes y
después de que los malestares se concreten en el plano físico, la mente y
la emoción se alteran, el estado de ánimo se modifica; por lo tanto se deduce
que equilibrando las emociones disminuyen las posibilidades de enfermar o bien
se facilita el proceso de recuperación.
Por ello la Acción de las
Flores de Bach resulta efectiva tanto si la enfermedad ya se manifestó, o como
prevención para evitar que se manifieste, o simplemente para el
Autoconocimiento de cómo gestionamos nuestras emociones para llevar una
vida saludable y feliz.
B.R.A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario