18.5.16

Soledad y Amor de Mamá

    Susana me escribió angustiada. Hizo varios intentos para evitar que su pequeña de 19 años pensara en irse a vivir al Bolsón, a miles de kilómetros de la casa que comparten. La jovencita quiere estudiar para guardabosques; instalada allí todo se le facilitaría; hasta tiene resuelto solventarse vendiendo artesanías. Ya probó por un mes y feliz, le acababa de comunicar su decisión.

     Ella siente un gran desgarro. Interiormente le reprocha cómo se atreve a dejarla sola, como si no le importara nada; y además no es esto lo que imaginaba para su hija. De todas maneras se mostró a regañadientes conforme porque sabe que si se opone sería peor. Así al menos la visitaría cada tanto. 
   

   La flor que le sugiero es Chicory porque además de calmarla, la ayudará para que pueda seguir brindándole a su hija todo el amor que siente por ella, pero mejorado, sin angustiarse tanto y sin presiones para ninguna de las dos.

     Podrá comprender que hoy su hija se va de casa para seguir lo que su corazón le dicta, pero no la abandona, seguramente también la ama mucho y más ahora por haberle permitido elegir.

     Muchas hijas a los 19 años sólo piensan en volar, y las mamás, con inmenso amor, son quienes mejor les pueden enseñar a fortalecer las alas y levantar vuelo, dándoles la tranquilidad de que siempre tienen el nido acogedor y seguro al que pueden regresar cada vez que necesiten un consejo, un abrazo o simplemente porque sí.

   Chicory será su mejor aliada para que ambas puedan disfrutar de un vínculo de amor generoso y genuino que les permita aceptarse con libertad.

                                                                                                                              B.R.A.

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