“Educar a un niño no es tarea fácil, pero puede suponer también una diversión enorme.
Casi todo el mundo tiene sus propias expectativas y su cuadro mental de cómo será la vida cuando el bebé nazca y, sin embargo, rara vez la realidad responde a lo que nos hemos imaginado.
Noches sin dormir, tardes desbaratadas, demanda constante de atención y entretenimiento...
y luego, cuando el hijo crece, el mal humor y la rebelión asociados con la adolescencia.
Muchos padres se preguntan en dónde se han equivocado, y están convencidos de que deben haber titubeado en algún punto del camino, se sienten culpables por cualquier problema que el hijo puede afrontar, y se culpan a sí mismos por su desviación durante los años adolescentes.
Sin embargo, por mucho que puedas condenarte por ser un padre o una madre “horrendos”, habitualmente nunca hay nada de lo que sentirse culpables, pues los estados negativos son comunes a todos los niños, aunque en mayor o menor grado, y aunque por supuesto es cierto que hay presiones externas, e influencias que sin duda pueden contribuir a descarriar el comportamiento, la mayoría de los jóvenes simplemente están experimentando algo que es normal y natural.
Los remedios florales están ahí para ayudar a que los traumas del crecimiento sean mucho más fáciles de abordar, y con ello, no sólo hacer la vida del niño más fácil y pacífica, sino también tener una influencia secundaria sobre la vida familiar porque, si tienes niños felices, entonces tienes una buena oportunidad de establecer y mantener un entorno hogareño feliz”.
Judy Howard
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